{image}http://www.eldia.com.co/images/stories/080109/tumaco.jpg{/image}Tumaco, es un pueblo ubicado al sur de Colombia, en el departamento de Nariño, donde según informe de medicina forense, hasta el mes de agosto del año 2008, habían asesinado a 279 personas, pero para el gobierno departamental y nacional estas muertes no cuentan. 
En Tumaco morir a tiros se volvió normal, los grupos armados al margen de la ley, las bandas emergentes, los paramilitares "desmovilizados" y la delincuencia común hacen estragos en un Distrito que con 170.000 habitantes, supera el promedio nacional de violencia, para señalar tan solo un ejemplo, en el último fin de semana del 2008, hubo 10 muertos de forma violenta, mientras que en Cali hubo 16, sin embargo en Cali, hay más de 2.500.000 habitantes, una situación bastante crítica a la cual, la seguridad democrática del Presidente Álvaro Uribe Vélez no responde absolutamente nada, bandas criminales que se hacen llamar "rastrojos" "nueva generación", "águilas negras" siguen llenando de zozobra y terror la geografía Tumaqueña.   

Tumaco es un territorio afro descendiente que no tiene un legado de violencia, y que actores foráneos, queriéndose robar la biodiversidad, tener el control del territorio rico en agricultura, ganadería, zonas adyacentes acuíferas, entre otros, han generado una guerra sin cuartel, donde están involucrando a una población que no quiere, no eligió y no pretende seguir en la espiral de violencia generalizada que nos encontramos.   

El 5 de enero, hubo 3 muertos, entre ellos la señora Cecilia Montaño esposa del señor Jorge Caicedo Presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores Hospitalarios de la Seguridad Social y Servicios Complementarios de Tumaco "ANTHOC", cuando en horas de la tarde fue objeto de tres disparos en la cabeza por sicarios que desaparecieron al instante, bajo la omisión de las autoridades.   

Lo anterior es una muestra más de que los asesinatos a los sindicalistas y a sus familias se encuentran a la orden del día en Colombia, que el Estado a pesar de las continuas y múltiples denuncias instauradas sigue con la misma desidia que lo ha caracterizado, ya dirigentes como Antonio Gerdts han tenido que salir de forma indefinida del País, por no tener las garantías suficientes.   

Hacemos un llamado a las organizaciones de derechos humanos a sentar su más honda voz de protesta ante los hechos de barbarie que amenazan por aniquilar a la población afro descendiente de una manera sistemática, progresiva y nefasta, exhortamos a las autoridades, para generar mayores condiciones de seguridad en Tumaco.   

Necesitamos Vivir, nuestro territorio, nuestra riqueza, biodiversidad y legado histórico no pueden ser arrebatados bajo la presión constante de las armas que portan los grupos delincuenciales al servicio de las grandes mafias.   

¡NO QUEREMOS VIOLENCIA, QUE VIVA LA VIDA!

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