El gran problema de las ciudades es la contaminación producida por el humo, que expiden los motores de los vehículos de gasolina y de diesel. Un estudio realizado en holanda, demuestra cómo afecta al cerebro inhalar el hollín que liberan éstos motores.

Los investigadores de la Universidad de Zuyd, afirman que respirar este humo provoca una respuesta de estrés en el cerebro que a largo plazo podría producir daños en las funciones mentales. Estas nanoparticulas llegan hasta el cerebro cuando se respira, y se alojan causando cambios peligrosos.

“Sólo podemos especular lo que podrían suponer estos efectos ante la exposición crónica a la polución del aire que hallamos en las grandes ciudades, donde los niveles de estas partículas de hollín pueden ser muy altos", dijo el director de la investigación, Paul Boro.

"Es concebible que los efectos a largo plazo de la exposición a las nanopartículas del tráfico interfieran con las funciones cerebrales normales y con el procesamiento de la información", agregó el experto.

Para demostrar su afirmación, el grupo de investigadores realizaron con 10 voluntarios un experimento, que consistía en exponerlos en un habitación llena de humo de un motor disel durante una hora; monitoreando las ondas cerebrales por medio de electroencefalograma; el humo del recinto era equivalente al que se está expuesto en una calle con un volumen vehicular alto.

Los resultados después de 30 minutos de exposición, evidenciarón alteración y una respuesta de estrés, sugiriendo cambios en el procesamiento de la información en la corteza cerebral.

Los responsables de la investigación aseveran que es importante continuar con la exploración profunda para determinar el efecto clínico, de estrés y las posibles complicaciones a largo plazo en la memoria y otras funciones cerebrales.

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