Para nadie es un secreto los daños tan importantes que causan a la salud los herbicidas que se utilizan en agricultura, y que por ende contamina el cuerpo con el consumo de alimentos que han sido expuestos a ellos.
Un estudio realizado por el departamento de toxicología Acuática de la Universidad Nacional, demuestra los efectos nocivos en el ecosistema de estos erradicadores que cada vez se venden mas en el mercado.
Más de 325 nombres comerciales de herbicidas son utilizados en el mundo para eliminar malezas, rastrojo, pastos indeseables y cultivos ilícitos, entre otros; se habla muy poco sobre el tema y sus secuelas, lo preocupante es que no se dimensiona la acción al ecosistema y el riesgo al que estamos expuestos diariamente.
Las estadísticas arrojan resultados aterradores, el paraquat es el herbicida que más se utiliza en el campo y se halla en la lista de los doce pesticidas más tóxicos del mundo, que pertenecen al grupo denominado “docena sucia”. Su venta se ha triplicado en los últimos años, de 678 toneladas, en el 2003, se pasó a 1900, en el 2005.
“De este herbicida, con el que se fumigaron los cultivos de marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta durante los años 70, se conoce su extrema toxicidad sobre plantas y animales. Aun así, apenas se ha restringido su aplicación por aspersión”, asegura el profesor Jaime Fernando González, director del grupo de Toxicología Acuática y Ambiental, que analizó la acción del paraquat en el pez cachama blanca.
Un experimento realizado por los investigadores con el pez cachama especie nativa de mayor producción y demanda en el mercado colombiano. Expusieron a la especie a concentraciones letales y no letales. “Luego de 96 horas, las membranas de los peces, constituidas principalmente por lípidos, empezaron a deteriorarse, como reacción al compuesto químico que las fue oxidando. Al ir perdiendo su integridad se altera el equilibrio a lado y lado de las membranas. El paso siguiente a la oxidación es la muerte celular”, asegura el profesor González.
El profesor González subraya “que aunque estos resultados se circunscriben a los peces, y por lo tanto sería prematuro extrapolarlos a otras especies, hay que tener en cuenta que enzimas como la acetilcolinesterasa y los cambios en la hemoglobina también podrían presentarse en organismos superiores, como los animales terrestres, incluido el ser humano”.
Si estos efectos se presentan en los animales y en el ecosistema en general, ¿se podrá dimensionar el efecto que causa a las personas que lo manipulan diariamente y las que consumimos alimentos contaminados?. Es inadmisible que no exista control con le manejo de estos herbicidas, que silenciosamente mata todo a su alrededor.
Más de 325 nombres comerciales de herbicidas son utilizados en el mundo para eliminar malezas, rastrojo, pastos indeseables y cultivos ilícitos, entre otros; se habla muy poco sobre el tema y sus secuelas, lo preocupante es que no se dimensiona la acción al ecosistema y el riesgo al que estamos expuestos diariamente.
Las estadísticas arrojan resultados aterradores, el paraquat es el herbicida que más se utiliza en el campo y se halla en la lista de los doce pesticidas más tóxicos del mundo, que pertenecen al grupo denominado “docena sucia”. Su venta se ha triplicado en los últimos años, de 678 toneladas, en el 2003, se pasó a 1900, en el 2005.
“De este herbicida, con el que se fumigaron los cultivos de marihuana en la Sierra Nevada de Santa Marta durante los años 70, se conoce su extrema toxicidad sobre plantas y animales. Aun así, apenas se ha restringido su aplicación por aspersión”, asegura el profesor Jaime Fernando González, director del grupo de Toxicología Acuática y Ambiental, que analizó la acción del paraquat en el pez cachama blanca.
Un experimento realizado por los investigadores con el pez cachama especie nativa de mayor producción y demanda en el mercado colombiano. Expusieron a la especie a concentraciones letales y no letales. “Luego de 96 horas, las membranas de los peces, constituidas principalmente por lípidos, empezaron a deteriorarse, como reacción al compuesto químico que las fue oxidando. Al ir perdiendo su integridad se altera el equilibrio a lado y lado de las membranas. El paso siguiente a la oxidación es la muerte celular”, asegura el profesor González.
El profesor González subraya “que aunque estos resultados se circunscriben a los peces, y por lo tanto sería prematuro extrapolarlos a otras especies, hay que tener en cuenta que enzimas como la acetilcolinesterasa y los cambios en la hemoglobina también podrían presentarse en organismos superiores, como los animales terrestres, incluido el ser humano”.
Si estos efectos se presentan en los animales y en el ecosistema en general, ¿se podrá dimensionar el efecto que causa a las personas que lo manipulan diariamente y las que consumimos alimentos contaminados?. Es inadmisible que no exista control con le manejo de estos herbicidas, que silenciosamente mata todo a su alrededor.