{image}http://eldia.co/images/stories/050511/01.jpg{/image}Recientemente se han agudizado los hostigamientos y amenazas contra Héctor Alirio Alvis presidente de Anthoc seccional Bolívar. La última amenaza llego por correo electrónico, la cual inicia con el símbolo "omega", que pronostica el fin de quienes desde su accionar se dedican a defender los derechos de los trabajadores del área de la salud mediante acciones que se ciñen a los principios normativos y democráticos vigentes.
"Son fuerzas interesadas en sacar al sindicalismo de los derechos democráticos" que dicen tener apoyo de los paisas, los rastrojos y las águilas negras, manifiesta Héctor Alirio, generando una estrategia de implementación de la violencia para resolver los problemas y promoviendo una cultura del miedo para silenciar a quienes, como actores u organizaciones sociales, luchan por restablecer la justicia y la democracia.
Es claro que las amenazas surgen cuando se afectan los intereses de quienes ostentan el poder y quieren salvaguardarlo a cualquier costo. Sirva de ejemplo el caso de la depresión momposina, en el municipio la Margarita, en el hospital San Francisco Javier, que debe seis años de sueldo a sus trabajadores y que los afectados no habían podido reclamar por ser una zona de influencia de Jorge Cuarenta.
Hace aproximadamente dos meses se inicio una estrategia que incluyo el robo de cuatro candados de la sede y las "rondas" de personas extrañas en la sede del sindicato. Frente a tales hechos se informo a la policía que frecuenta el lugar en el marco del "plan padrino" quien los atribuyo a la delincuencia común..
El último estudio de seguridad y nivel de riesgo arrojo el resultado de riesgo extraordinario, de lo cual se aumento en un carro con dos escoltas la seguridad del dirigente sindical, así como se han seguido las medidas básicas de seguridad como son, cambiar de rutas, no salir a las mismas horas y mantener un bajo perfil.
La situación dificulta el trabajo propio del sindicalismo, ya que para viajar a zonas como el sur de Bolívar donde se tienen afiliados, se debe hacer sin logotipos, banderines o uniformes, manteniendo el bajo perfil para evitar que en el trascurso del recorrido se les identifique o puedan ser víctimas de atentados. Sin embargo, la labor de defensa de los derechos y construcción de escenarios democráticos no se amedrenta frente amenazas de quienes desde la violencia y el miedo pretender mantener el status de desigualdad y opresión que subyuga al pueblo colombiano.