César Augusto Cortés, médico dedicado a analizar lo que está sucediendo en su profesión, expuso en detalle cuál es el panorama real. Primero, es necesario aclarar que, teniendo en cuenta que dentro de la Medicina existen varias escalas profesionales, no todos resultaron perjudicados por igual. “Los médicos generales, que son mayoría, hemos sido muy afectados de manera profunda en nuestras familias, nuestro ejercicio profesional y, sobre todo, la condición de atención de nuestros pacientes se ha visto deteriorada”, comenta.
El mercado ha beneficiado únicamente a los especialistas, debido a la escasez de profesionales en las diferentes áreas, lo cual, aumenta la demanda y, por ende, sus ingresos. Quizás por eso, ellos son quienes hasta la fecha solo se han expresado parcialmente contra la Ley 100; aunque necesariamente sí resultan perjudicados, considerando que también deben someterse a la rigidez del modelo.
Desde que se aprobó la Ley 100, el ejercicio de la Medicina se convirtió en una operación como la de un operario de una fábrica, es decir, limitado a unos condicionamientos que vienen desde las EPS, el plan obligatorio de salud y las exigencias de cada clínica o lugar de trabajo. Esto limita la autonomía del médico y vulnera los derechos de los pacientes. Se traduce en diagnósticos demorados o apresurados, colas en especialistas para interconsultas y un listado reducido de medicamentos.
Lo anterior, desde el punto de vista profesional. Por el lado de lo ético, la tercerización de las EPS alteró el código de ética, que está en la Ley 23 y defiende el ejercicio digno. La práctica desarrolló una medicina defensiva, donde los médicos deben acatar órdenes, pero cuando las circunstancias salen mal están expuestos a ser demandados por las mismas empresas que los contratan o por sus pacientes. “Eso hace que ejerzan una Medicina antiética en muchos casos, no porque ellos quieran sino porque es el condicionamiento en el que están”.
Un tercer punto es el laboral, antes las familias soñaban con tener un hijo médico; hoy día, la profesión no da los rendimientos económicos y sociales de esa época. Los profesionales deben estar en continuo estudio, trabajo y atender sus familias al tiempo. Además, los salarios no compensan el esfuerzo y los contratos son muy cortos. Las universidades forman médicos liberales para montar sus propios consultorios o clínicas sin jefes a cargo, pero ahora están sujetos a la relación obrero patronal y ellos no están preparados. El resultado es que Colombia registra una exportación de médicos muy importante, especialmente de aquellos más capacitados.
Ante este panorama, los jóvenes médicos han roto la pasividad que caracterizaba a la profesión. Ya están respondiendo para tratar de cambiar su situación personal y por los pacientes. “La gente debe entender que la mayoría de médicos, los auxiliares de enfermerías, las enfermeras, en general todos los trabajadores de la salud, hasta los gerentes, tenemos un principio esencial que es servir y la mayoría estamos dedicados al servicio de las comunidades donde estamos. Es tanto así que el médico ha sacrificado algunos de sus beneficios personales en aras de seguir cumpliendo su misión profesional”.
Por estas razones, las asociaciones médicas del país participarán en una marcha de la salud el 29 de octubre. La CUT convocó a la ciudadanía a unirse a partir de las 9:00 de la mañana en Bogotá.