{image}http://www.eldia.com.co/images/stories/041008/lanche.jpg{/image}La estrategia presentada y aprobada en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) busca fortalecer los programas existentes y adoptar nuevas tecnología frente a una enfermedad que cobra anualmente la vida de 27.500 mujeres latinoamericanas.
La estrategia hace un llamado para incrementar las actividades e inversiones para fortalecer con ello los programas de tamizaje y prevención del cáncer cervicouterino en América Latina y el Caribe. El documento oficial, además, exhorta a los países a considerar la adopción de las nuevas vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH), así como de nuevas tecnologías para el tamizaje. La estrategia fue aprobada hoy en el transcurso del Consejo Directivo de la OPS, que está realizando su reunión anual esta semana en Washington, D. C.
La Estrategia y Plan de Acción Regional para el Control y la Prevención del Cáncer Cervicouterino aborda los factores determinantes y resultantes en tasas de mortalidad por cáncer cervicouterino relativamente altas en América Latina y el Caribe. En América del Norte, los índices de mortalidad por esta enfermedad bajaron significativamente en el último medio siglo debido a programas de tamizaje que utilizan la prueba de Papanicolaou. Las mujeres de América Latina y el Caribe tienen en la actualidad un riesgo siete veces mayor de morir de cáncer cervicouterino en comparación con las mujeres de América del Norte.
Las pruebas de Papanicolaou se han venido utilizando en la Región por más de 30 años. Sin embargo, no han logrado reducir drásticamente los casos de mortalidad por cáncer cervicouterino. Los expertos opinan que esto se debe, entre otros factores, a problemas de acceso a los servicios de salud; a una deficiente cobertura, organización y seguimiento de los programas de tamizaje y tratamiento; a un déficit en los conocimientos del público acerca de la enfermedad; así como a otras razones y determinantes socioculturales que limitan no sólo el acceso de las mujeres a información sino también su capacidad para exigir y utilizar servicios de prevención.
Al aprobar la estrategia de la OPS, las autoridades sanitarias mostraron su determinación y compromiso para mejorar los programas actuales de prevención y tratamiento utilizando métodos nuevos, en especial en entornos de pocos recursos. Estos programas incluyen el enfoque llamado "detectar y tratar", que utiliza el tamizaje por medio de la inspección visual para detectar células anormales para, de forma inmediata, proceder a un tratamiento de crioterapia a efectos de eliminar las células precancerosas. En estudios patrocinados por la OPS, este método ha demostrado ser igualmente o más eficaz que las pruebas de Papanicolaou en entornos de bajos recursos.
Los países también se comprometieron a considerar los datos disponibles para que las decisiones de política relativas a la introducción de la vacuna contra el VPH se basen en pruebas científicas y hagan hincapié en la sostenibilidad. El precio actual de las vacunas contra el VPH es de US$360 por cada mujer. Este precio es muy superior al de la mayoría de las vacunas. Los países pidieron a la OPS que promueva un "acceso más equitativo" a las vacunas y a otras tecnologías, como las pruebas directas del ADN para detectar el VPH.
La estrategia de la OPS también considera el fortalecimiento de los sistemas de salud de los países mediante estrategias de atención primaria de salud y servicios de prevención y tratamiento del cáncer cervicouterino, como parte de la atención de salud en la comunidad. La estrategia también prevé el lanzamiento de campañas de comunicación social para mejorar los conocimientos acerca del cáncer cervicouterino y para promover un comportamiento sexual saludable en adolescentes, mujeres y hombres adultos y profesionales de la salud.