Con la reforma a la gestión de la salud en el Distrito, la cual hizo Peñalosa apenas asumió el cargo, la administración puso toda la contratación de la red pública hospitalaria en manos de la Secretaría de Salud, en particular del nivel. Esto ha provocado un desabastecimiento crónico.
El concejal Antonio Sanguino desveló el caos en la salud de Bogotá por culpa de las políticas de la Alcaldía Mayor. Una de las primeras consecuencias, de esa concentración desmedida en la Secretaría de Salud, ha sido que en vez de mejorar se restringió la provisión de medicamentos, de material quirúrgico y de suministro médico. Por supuesto, ha revertido en una desmejora de la prestación del servicio de salud.
Otra medida inconveniente fue la reducción de la contratación del número ambulancias, que también ha afectado la atención prehospitalaria, poniendo en riesgo la vida de los pacientes en urgencias. Esto coloca a Bogotá por debajo de los estándares que aconseja la Organización Mundial de la Salud.
En tercer lugar, la administración desmontó la estrategia de atención primaria y de promoción en salud que se denominaba ‘Territorios saludables’. Significó la cancelación de los contratos de cerca de 10 mil servidores públicos entre enfermeras, médicos, trabajadores sociales y psicólogos, quienes hacían una labor en los microterritorios de los sectores más pobres de Bogotá. A su vez, ha provocado congestión en la atención de servicios de urgencias y de consulta externa.
Semejante caos deriva en indicadores preocupantes. El concejal se refirió de entre muchos a los temas de niñez. “En lo corrido de este año han muerto 6 niños por desnutrición; han muerto 123 menores de edad por infección respiratoria aguda y 6 niños más han muerto por enfermedad diarreica aguda. Eso está revelando un fracaso en la implementación de esta reforma a la salud y un riesgo inmenso para la vida de los 8 millones de bogotanos”.
Los muy pocos los concejales no alineados con el alcalde continúan con el control político, poniendo en conocimiento de la opinión pública lo que está ocurriendo. Además, en la exigencia que los órganos de control también adelanten labores de vigilancia.
En este marco, la presente semana se aprobó el presupuesto para el próximo año en la ciudad. El sector salud es el tercero en rubro, con una partida de 2.3 billones de pesos aproximadamente. “No se justifican los indicadores y los resultados que estamos conociendo, en relación con la salud y la calidad de vida de los bogotanos”, indicó Sanguino.