{image}http://www.eldia.com.co/images/stories/150210/alvarouribe.jpg{/image}La situación generada con la llamada emergencia social pone en evidencia una vez la crisis estructural del sistema de salud en Colombia.

Era el año 1993 cuando se aprobó la Ley 100, el ponente de la ley es el ahora presidente Álvaro Uribe Vélez, desde entonces asistimos al desmoronamiento de la red pública de la salud y al enriquecimiento del sector privado. Paralelamente hay más personas carnetizadas pero  el servicio es peor.

Recordemos que vivíamos el auge del modelo neoliberal a nivel global, y Colombia, hoy como ayer, era parte de esta tendencia. Apertura, éxito eficacia, eficiencia eran -y lamentablemente son aún- parte del argot de algunos gobernantes. La religión del mercado.

Se predicaba que la privatización conduce a la eficiencia. Las instituciones públicas fueron liquidadas, en Bogotá tenemos el caso emblemático del Hospital San Juan de Dios, se liquidó todo lo público incluso lo que demostró ser eficiente.

Por el lado de los trabajadores asistimos al reino de las contrataciones, la tercerización y de manera general la deslaborización, todo se transforma mágicamente en prestación de servicios. Con la consiguiente inestabilidad y vulnerabilidad de los trabajadores y sus familias.

Bajo el manto de la ley 100 también se destinaron cuantiosos recursos para la ampliación del régimen subsidiado que en la practica, pero en muchos casos, fue simplemente ampliar el numero de carnetizados.

Pero no todos perdimos. En la actualidad algunas EPS figuran entre las empresas más exitosas del país. Se han enriquecido a costa de la salud de los colombianos, se inventaron empresas de integración vertical como redes de IPS, comercializadoras de medicamentos, facultades de medicina y otras carreras de la salud, etc.

Estas empresas, las EPS, son las que con el gobierno hoy decretan la emergencia social en salud. Recodemos fue la cuenta de cobro de la ACEMI la que puso en evidencia el malestar del sistema, no fue la situación de inasistencia de los servicios para los usuarios. Y el doctor Uribe no solo sabe de esta situación sino que es cómplice.

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